miércoles, 16 de abril de 2008

ACTITUDES QUE MARCAN LA DIFERENCIA por Susana Olate.

2 Crónicas 29:20-36 / 1Samuel 13: 1-14

Quisiera que reflexionáramos hoy acerca de dos pasajes que son bastante parecidos pero con resultados muy distintos, los pasajes a analizar son los mencionados bajo el título.

Resumo los pasajes: en el primer caso Israel está bajo el reinado de Ezequías, rey que hizo lo bueno ante los ojos de Dios y se propone reestablecer el culto a Dios en el templo, pidiendo a los levitas en capítulos anteriores que se santifiquen; en este pasaje vemos que este rey se prepara para presentar sacrificios por todo el pueblo ofreciendo 7 novillos, 7 carneros, 7 corderos y 7 machos cabríos, los sacerdotes toman estas ofrendas y las presentan delante de Dios, los levitas acompañaban este sacrificio con címbalos, salterios y arpas (v.25). Posterior a esto observamos en el pasaje, que como fruto de este sacrificio “toda la multitud adoraba”, y en el v.31 podemos notar que el rey invita a todo el pueblo a presentar “sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová”.

Notemos que un solo hombre pudo mover a toda a una nación y motivarles de tal manera que las ofrendas sobreabundaban, observemos en nuestra vida: ¿somos capaces de motivar con nuestro testimonio y palabras a quienes nos rodean?, y ¿somos quienes llevan a otros a adorar a Dios? o ¿somos quienes deben ser motivados?. Veamos en que grupo estamos y anhelemos ser de quienes motivan a otros por su pasión y anhelo por Su presencia. Continuando con el pasaje, se enumera todo lo que la multitud presentó para sacrificios, y fue tanto que superaba la capacidad de los sacerdotes para presentar estas ofrendas... y aquí viene lo que me sorprende: se les pide a los levitas que tomen el rol sacerdotal y en el vv. 34 encontramos esta frase: “los levitas estaban más dispuestos a santificarse que los sacerdotes” (RV95)

Cabe mencionar que los sacerdotes y los levitas eran hermanos, es decir eran ambos de la tribu de Leví pero los sacerdotes eran sólo los descendientes de una familia, la de Aarón y cumplían roles distintos. Quedémonos con eso, y analicemos el caso dos: En este caso encontramos a Israel bajo el reinado de Saúl, en respuesta a la petición del pueblo que clamaba por un rey, además se encontraban en un período de guerra en contra de los filisteos. En el pasaje mencionado, la batalla no iba muy bien, y Samuel (sacerdote y profeta) había ordenado que le esperaran siete días para presentar un sacrificio al Señor e implorar así su favor (v.8) pero encontramos que ya era el séptimo día y Samuel no llegaba, entonces en su desesperación Saúl decide presentar él mismo el holocausto, y cuando toma las ofrendas y presenta el sacrificio llega Samuel y vemos el diálogo en vv. 11-14. El resultado es que por actuar locamente el reino no es confirmado en la mano de Saúl, y se le informa que Jehová ha buscado un hombre conforme a su corazón. En los próximos capítulos vemos como su reino le es quitado.

Ahora analicemos: ¿Los levitas y Saúl, ambos tomaron roles sacerdotales que no les correspondían? Sí.
¿Tuvieron los mismos resultados? No, pues los levitas continuaron en su rol y los sacrificios fueron aceptos delante de Dios, y en el caso de Saúl le es contado como una desobediencia y causa, entre otras cosas, que le sea quitado el reino. ¿Qué marca la diferencia? A mi parecer lo que marca la diferencia es la actitud del corazón, pues en el primer caso, los sacerdotes estaban dispuestos a santificarse pero en cambio Saúl toma el rol sacerdotal por desesperación y sin imaginar las consecuencias que tendría. Es impresionante lo distinto que son los resultados tan sólo por tener una actitud distinta, tal cual es en nuestra vida; elijamos cómo queremos llamar la atención de nuestro Señor, será por nuestra desobediencia o será por nuestra disposición a apartarnos para él.

Tal como en ese tiempo, hoy en nuestra vida, la actitud también marca la diferencia, y la marca en cómo la gente nos ve, en como la gente nos sigue y en como la iglesia adora. Nosotros somos los responsables de que ellos puedan llegar a la presencia de Dios. Es un privilegio tomar ese rol que no estaba destinado para nosotros, no sé tú pero yo no soy judía, ni descendiente de Leví… aún así Él nos ha dado la oportunidad de presentar sacrificios de alabanza en Su presencia, y debemos hacerlo en santidad para así ser agradables a Dios y no desaprovechar esta oportunidad de exaltar Su nombre. Tengamos presente que Su gracia ha permitido que nosotros tomemos ese rol y hoy tenemos la responsabilidad de cumplirlo de la mejor manera, siendo obreros dignos delante de Él. También tengamos cuidado en ser como Saúl quien confiando en sus capacidades y menospreciando el rol sacerdotal presentó sacrificios, con la actitud incorrecta y tuvo resultados nefastos. Seamos cautos y concientes de lo que hacemos, no vamos sólo a cantar, no vamos sólo a tocar un instrumento ni a armonizar, vamos a presentar sacrificio de alabanza a nuestro Señor.

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